Hormigos, el postre de antaño que se come en pleno invierno

Una vez bien pelada, limpiada y troceada la remolacha azucarera, la ponemos a cocer en agua durante dos horas aproximadamente. Después retiramos la remolacha y nos quedamos con el caldo, que lo dejamos al sereno o en la fresquera hasta el día siguiente. Después colamos el caldo y lo volvemos a poner al fuego bajo y le añadimos un palo de canela. Removemos con unas varillas y le añadimos maizena y anís sin dejar de dar vueltas. Por último, echamos pasas y nueces y revolvemos con una cuchara de madrea hasta formar un engredo similar a la masa de las croquetas. Cuando reduzca y estén bien mezclados los ingredientes probamos el punto de azúcar y lo vertemos en una fuente de cristal engrasada dejándolo reposar para que espese. En Montaña Alavesa se sustituye la remolacha por agua de miel y en el Enclave de Treviño se sustituye por frutos secos y pasas. Y en Rioja Alavesa, con arrope.