Sociedad
La mano de Irulegi
Hallan el texto escrito más antiguo en lengua vascónica, de hace 2100 años: "Sorioneku"
I. R. | EITB MEDIA
Arqueólogos de Aranzadi han descubierto en el yacimiento de la Edad del Hierro de Irulegi (Navarra) una lámina de bronce con forma de mano con cinco palabras en vascónico, adaptando el sistema gráfico ibérico. Así, los expertos concluyen que los vascones estaban alfabetizados y usaban la escritura.
Euskaraz irakurri: Baskoien hizkuntzan idatzitako testu zaharrena aurkitu dute, duela 2.100 urtekoa: "Sorioneku"
Arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han descubierto en Irulegi, en el yacimiento de un poblado de la Edad del Hierro, una lámina de bronce de hace 2100 años escrita por los vascones en un sistema gráfico vascónico, derivado del íbero, "un idioma que sería el antecedente del euskera actual".
Así lo han informado los responsables de la investigación, que han hecho públicos los resultados de los estudios realizados en el Valle de Aranguren, cerca de Pamplona (Navarra). Mattin Aiestaran, arqueólogo de Aranzadi y director del yacimiento de Irulegi, ha destacado que con este hallazgo "ha quedado claro" que los vascones estaban alfabetizados, al igual que muchos pueblos de aquella época de la península ibérica.
El experto afirma que los filólogos de Aranzadi llevaban décadas pensando que los vascones de la Edad del Hierro tenían alguna escritura, pero que era sólo una hipótesis. Ahora, con este hallazgo, asegura, se ha dado un paso firme hacia la verificación de esa hipótesis. "Parece ser que cogieron el sistema gráfico o signario de los íberos, lo adaptaron y lo utilizaron para escribir en su idioma. No era euskera, sino eso que se llama lengua vascónica, el antecedente del euskera de hace 2100 años".
Foto: Gobierno de Navarra
En esa plancha de bronce con forma de mano, el experto en epigrafía de la Universidad de Barcelona Javier Velaza y el lingüista Joaquín Gorrochategui han encontrado inscritas cinco palabras, de las que sólo una ha podido ser descifrada o traducida: "Sorioneku (Zorioneko)".
Así las cosas, el director del yacimiento cree que se encuentran ante un texto muy particular, ya que esta pieza aporta información sobre las creencias y el lenguaje de aquellos vascones de finales de la Edad de Hierro. "Hay, por tanto, dos cuestiones inmateriales muy especiales para la arqueología; estamos ante un descubrimiento del que hablar con seriedad".
Aranzadi lleva trabajando desde 2007 en esta zona de Irulegi, donde se pueden encontrar diferentes fases cronológicas de la historia. Al principio, durante 10 años, los arqueólogos se dedicaron a estudiar el castillo de origen medieval, y desde 2018 están excavando en un poblado fortificado de la Edad del Hierro.
La lámina de bronce fue descubierta de forma accidental el 18 de junio de 2021, "y en el momento no se le dio especial importancia porque no vimos nada escrito, no la limpiamos, tal y como nos exige el Gobierno de Navarra, así que lo derivamos al almacén arqueológico para que lo analizasen allí", cuenta Aiestaran.
Leire Malkorra, arquitecta de profesión y voluntaria de Aranzadi, fue quien encontró la lámina de bronce en las labores de excavación de Irulegi. Cuenta que cuando encontraron el artefacto, sin retirar los sedimentos, lo derivaron al Área de Restauración del Gobierno de Navarra para su estudio. En ese momento no sabía lo que tenía entre manos, pero al enterarse de ello en enero de este año, se impresionó, y cree que todavía hay posibilidades de encontrar más tesoros en el yacimiento de Irulegi.
Una vez realizados los exámenes de laboratorio, en enero de 2022 los expertos detectaron que algo estaba escrito, e invitaron a los expertos Velaza y Gorrochategui para que analizasen e interpretasen in situ el hallazgo.
La pieza en cuestión es una lámina de bronce, lisa en el lado de la palma, pero en el lado del dorso presenta la forma de las uñas, aunque no se han conservado, debido a su fragilidad, las correspondientes a los dedos anular, corazón e índice. Sus medidas actuales son 143,1 mm de altura, un grosor de 1,09 mm y una anchura de 127,9 mm. Su peso alcanza 35,9 g.
Este elemento en forma de mano fue hallado en la entrada de una casa, rodeado de carbón y, una vez interpretada parte de las inscripciones y teniendo en cuenta que tiene un agujero a un lado, los investigadores creen que pudo ser un objeto apotropaico, equiparable a los eguzki-lores, que se colocaba habitualmente en las puertas y ventanas de las casas para repeler todo mal y proteger a los moradores de la casa.
Una inscripción de hace más de 2000 años
La inscripción consta de cinco palabras distribuidas en cuatro líneas. El sistema gráfico empleado para escribir el texto pertenece al sistema íbero, pero presenta algunas características que han llevado a catalogarlo como un sistema específico del territorio vascón.
La denominada Mano de Irulegi introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico. Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado del signario íbero, llamado "signario vascónico". Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2000 años.
Según los investigadores, la inscripción representa el texto antiguo más extenso en lengua vascónica conocido hasta el momento. Junto con los testimonios de las monedas acuñadas en esta zona y otros epígrafes, cuya atribución es debatida (el mosaico de Andelos, el bronce de Aranguren y una inscripción sobre piedra de Olite), viene a mostrar el uso de la escritura por parte de los antiguos vascones.
El testimonio supone también una singularidad por lo que respecta a la tipología y morfología del soporte (una mano clavada con los dedos hacia abajo) y a la técnica inscriptórica empleada (punteado después de un esgrafíado).
Contexto arqueológico
El objeto ha sido encontrado en el yacimiento arqueológico del poblado situado en la cima del monte Irulegi, en la base del castillo del mismo nombre. Se trata de un asentamiento habitado desde la Edad del Bronce medio tardío (entre los s. XV y XI a.C) hasta el primer tercio del s. I a.C, cuando fue abandonado tras ser incendiado por tropas romanas en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C), un conflicto civil entre los romanos Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, en el que los pobladores autóctonos tomaron partido.
Su excavación es de singular importancia, dado que ofrece una imagen "congelada" de la época. Esto es así porque el poblado fue incendiado y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando, pero también protegiendo, lo que se encontraba en su interior. Ello ha permitido encontrar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación.
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