Sociedad
CORONAVIRUS
Las personas que trabajan con el público en Iparralde deberán tener el pasaporte covid
EITB MEDIA
Si el empresario o la persona responsable no lo cumple, se expone a una pena de un año de prisión y a una multa de 9000 euros.
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Personas esperan a la entrada de un museo, en París. Foto de archivo. EFE
El certificado covid ya es una realidad en Iparralde. Desde el pasado 9 de agosto ya es obligatorio para entrar en bares, hoteles y otros establecimientos, y a partir de este lunes, además, alrededor de 1,8 millones de personas que trabajan en contacto con el público en establecimientos públicos y privados deben estar en posesión de ese mismo pase para seguir trabajando.
Según la ministra de Trabajo de Francia, Elisabeth Borne, el objetivo es "mantener abiertas" las actividades que tuvieron que cerrar durante las primeras olas epidémicas para evitar los contagios.
Así, todas aquellas personas que trabajen en bares, restaurantes, cines, teatros, museos, gimnasios, instalaciones deportivas o administraciones que traten directamente con el público deben demostrar que han finalizado la pauta de vacunación, que han superado el coronavirus hace menos de seis meses o que disponen de un test negativo de menos de 72 horas.
En caso de que un empresario o un responsable de administración no se asegure de que la persona que trabaja en su empresa disponga del certificado, se expone a una pena de un año de prisión y a una multa de 9000 euros.
La persona responsable tiene que interrumpir temporalmente la actividad en contacto con el público de un asalariado que incumple la regla, lo que puede llegar a la suspensión del contrato de trabajo, sin sueldo, durante dos meses.
Esta medida está incluida en la ley adoptada tras el anuncio hecho por el presidente francés, Emmanuel Macron, el 12 de julio, sobre la obligación del certificado sanitario para buena parte de las actividades de la vida social como una forma de incitar a la población a vacunarse.
Borne ha puntualizado que "por ahora" no está previsto extender esa regla al conjunto de las personas trabajadoras. Por ejemplo, el camarero de un restaurante debe tener el certificado, pero no es imperativo para la persona que trabaja en la cocina, ya que no necesariamente atiende a los clientes.
Las empresas temen por sus negocios
Uno de los temores de muchas empresas concernidas por la obligación del pase covid era el impacto para su negocio, y a comienzos de mes muchas de ellas señalaron una caída en su clientela. Asimismo, ha habido protestas contra la obligatoriedad en toda Francia.
Sin embargo, el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, cree que ha sido "un efecto temporal" y que no se ha ralentizado ni el consumo, ni la inversión ni la contratación.
A su parecer, el único elemento que pesa en el retroceso de los datos de la moral de los empresarios en los dos últimos meses es "la dificultad para contratar", un problema que "no es coyuntural" en ciertos sectores como los restaurantes.