Sociedad
Día Mundial de la Salud Mental
¿Por qué no vamos a terapia aunque nos haga falta?
Mikel Domínguez | eitb.eus
La terapia psicológica sigue estando estigmatizada. Los psicólogos advierten de la necesidad de cuidar nuestra salud mental y pedir ayuda profesional, aunque las trabas empiezan por nuestra mente.
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Consulta de una psicóloga. Foto: Cottonbro/Pexels.
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Cuando te duele algo vas a la consulta médica, donde esperas que te curen. ¿Cuántas veces has notado que algo falla en tu estado de ánimo? ¿Cuántas de esas veces has acudido a una consulta psicológica? ¿Qué haces para estar feliz?
Los problemas de salud mental se manifiestan físicamente, pero no son tan fácilmente detectables como otras dolencias físicas. "No es exactamente invisible, porque se puede detectar, pero, obviamente, no lo vemos tan claramente", cuenta Ian Rion, de Neuron Psicólogos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es una parte "integral y esencial" de la salud, es decir, "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Podríamos definir la salud mental como la capacidad para seguir desarrollándose, es decir, estar sano significa que uno pueda desplegar el máximo de su potencialidad sin detenerse.
Resulta clara la importancia de tener un sistema cardiovascular sano para poder afrontar la vida sin problemas. También sucede con la salud mental, que sin embargo, es una absoluta desconocida. ¿Serías capaz de evaluar tu bienestar?
Cuando hablamos de cáncer existe una clara división: el que tiene cáncer y el que no. Cuando hablamos de salud mental, en cambio, se despiertan muchas resistencias porque todos nos podemos ver metidos en el mismo saco. Y es que la terapia psicológica, que podría ser el primer paso cuando aparece un problema, de cualquier envergadura, sigue estando estigmatizada.
Muchas veces hemos oído "yo no estoy loco, no necesito un psicólogo", pero no se puede estar más equivocado. "Lo que suelo decirle a la gente es que uno va al psicólogo, precisamente, porque no está loco", explica Rion. Nuestro cuerpo nos avisa, cuando nos duele algo, de que deberíamos echar un ojo a esa parte y tratarnos. Con la mente no es tan sencillo, ya que "nos pone trabas para que pidamos ayuda".
Rion lo compara con una discusión en la que siempre creemos tener la razón. La mente funciona así: nos miente para dar una buena imagen de nosotros mismos, constantemente. Por todo ello, es difícil pedir ayuda. "Si a mí me duele la espalda, lo siento claramente; si tengo alguna molestia, la noto. Pero si tengo ansiedad, no tengo algo que se vea claramente", explica.
Todos pasamos por situaciones que afectan a nuestro bienestar, desde la muerte de un ser querido hasta una ruptura amorosa, pasando por problemas en el trabajo. Sin embargo, Rion cuenta que "a veces no nos damos cuenta de que estamos sufriendo". Aunque no lo percibamos, "todo eso nos afecta". "Eso de tirar hacia adelante no es gratis. El tiempo no cura nada, pero lo decimos mucho. Tenemos muchas maneras de tirar adelante, pero es como si dejásemos facturas pendientes de pagar. Puedes estar ignorándolas, pero en algún momento todas esas facturas se van a juntar", explica.
Nos cuesta identificar nuestros problemas y pedir ayuda, pero también prevenirlos, cuidarnos mentalmente de la misma manera que intentamos llevar una dieta saludable. Los psicólogos advierten de que conviene no engañarse: los problemas de salud mental nos causarán también problemas físicos. En contra del pensamiento cartesiano de separar cuerpo y mente, Rion explica que "están estrechamente ligados".
Sirvan como ejemplo los problemas de ansiedad, un mecanismo de nuestro cuerpo para "hacer frente a una situación amenazante y peligrosa", como encontrarse un oso en el bosque. "Es una manera de decir 'oye, cuerpo, actívate que tienes que reaccionar'", cuenta Rion.
Pero cuando la ansiedad hace su labor para afrontar alguna situación estresante, el cuerpo obtiene energía de donde no debe. Cuando tengo ansiedad, "estoy demandando al cuerpo energía todo el rato, y el riesgo que tengo es que estoy destruyendo y degradando las proteínas de mi cuerpo, que forman, entre otras cosas, el sistema defensivo e inmunitario". Es entonces cuando la salud mental se ve reflejada en la salud corporal.
Prevención y ayuda profesional
Por eso, la prevención en esta materia también es importante, y nuestro estilo de vida no es una ayuda. "Vamos muy en contra de nuestras necesidades más básicas. Hay gente que duerme poco, que duerme mal, que come mal… Hemos pasado de estar rodeados de gente de nuestra tribu, en la que conocemos a todos, a un estilo de vida en el que no conozco a nadie que veo por la calle, y eso hace que tenga que estar un poco alerta", según explica Rion, y de ahí que tengamos la ansiedad "activada todo el rato".
La prevención, como todo, comienza en las escuelas. Antes de "psiquiatrizar" el sufrimiento, el psiquiatra en el hospital de Basurto Aníbal Arrillaga prefiere "la prevención, que en las escuelas se impartan grupos para prevenir problemas de salud mental" y ahondar en "estrategias de relajación, afrontamiento del malestar…".
Sin embargo, cuando algo falla, no debemos resistirnos a pedir ayuda. El psicólogo Rion, en su consulta, recibe muchas personas que le contactan y conciertan una primera cita gratuita, pero a la hora de la verdad, no aparecen. "Esto tiene que ver con las propias defensas que tenemos y la dificultad para aceptar que algo en nosotros no está del todo bien y hay que cambiar", explica. Hasta ahí llega "ese nivel de obstáculo".
Después, la terapia psicológica también exige de uno mismo. Arrillaga advierte de que es "un trabajo, no es pasivo". La psicoterapia no es una operación quirúrgica, sino algo más parecido a "acudir a un gimnasio", que requiere una continuidad y una labor propia. "Se ve al psicólogo como un paño de lágrimas al que llorar o como una persona que te va a curar mágicamente, y no es así. Es más 'estoy mal, tengo que cambiar algo que no sé qué es, voy a que me ayuden a cambiarlo'", cuenta Arrillaga.
Nuestra salud mental está ligada a cierta predisposición genética, pero eso "solo sería un porcentaje; el resto es el ambiente", según explica Rion. Incluso, cuando en una misma familia se dan más enfermedades mentales, no se debe a una herencia genética, sino a que "comparten el mismo entorno".
Factores ambientales como la propia situación socioeconómica son aspectos clave que afectan a nuestra salud mental. Por eso, lejos de la varita mágica del psicólogo, resulta necesario atender globalmente a las condiciones generales de vida para cuidar también nuestra mente y nuestro bienestar.