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Política

'Caso Alsasua'

La camarera y el dueño del Koxka aseguran que no vieron ninguna pelea

EITB.EUS

El propietario del bar ha señalado que en el atestado se recogen declaraciones que él no realizó.

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Una de las camareras del bar Koxka de Alsasua, donde el 15 de octubre de 2016 se produjo una pelea donde resultaron heridos dos guardias civiles y sus parejas, ha declarado este miércoles en la Audiencia Nacional que en la noche de los hechos no notó "ningún ambiente hostil" en el local, y que no vio ninguna pelea ni "ninguna cosa extraña, estoy segurísima de ello", ha añadido.

La sesión ha comenzado a las 10:00 horas. Se trata de la tercera jornada del juicio, en la declararán los agentes de la Policía Foral que actuaron aquella noche, así como el dueño y las camareras del bar Koxka, donde ocurrió la pelea. En las sesiones anteriores, declararon los ocho acusados, que negaron la versión oficial, y los guardia civiles y sus parejas, que identificaron a los acusados como presuntos agresores.

La primera en comparecer ha sido Naiara, una de las camareras del bar Koxka que aquel 15 de octubre estuvo trabajando. Según ha declarado, aquella noche no notó "ningún ambiente hostil, ni ninguna pelea", y se enteró de lo acontecido porque se lo contó su jefe, el dueño del bar.

La camarera, que ha declarado como testigo normal, ha explicado que el bar Koxka no es muy grande, y que las luces se apagan "tras terminar las cenas, sobre las 00:30-01:00 horas". Ha relatado que aquella fue una noche "extraña", ya que el bar no se llenó en toda la noche, y que por lo tanto, tampoco le extrañó que se vaciara en un momento.

La camarera ha subrayado que desde la barra puede ver todo el local y la zona de la puerta, "ya que es la única que está iluminada". Asimismo, ha declarado que entre la doble puerta del local —de una extensión de 2x2 metros— caben apenas 10 personas, "agobiándose".

La trabajadora del bar Koxka ha aclarado que en ningún momento de la noche tuvieron que encender las luces, ni apagar la música, y que incluso después de conocer lo ocurrido, el bar continuó abierto, y la gente siguió de fiesta.

Preguntada por el teniente, la joven ha asegurado que se trataba de un "cliente habitual" al igual que su pareja María José, y que era una pareja "muy educada". Cuestionada por su actitud esa noche, la camarera ha asegurado que estaban "muy tranquilos", y que nunca antes había percibido "miradas raras" de la gente hacia ellos. "De hecho, yo no me enteré de que era guardia civil hasta agosto de 2016", ha apostillado.

Declaración del dueño del bar

Tras la declaración de la camarera ha comparecido el propietario del bar Koxka, Josu Muñoa, también como testigo normal. Ha declarado que aquella noche no estuvo trabajando y que acudió al local a hacer la caja. No vio pelea alguna, y tuvo conocimiento de lo ocurrido tras salir del bar para dirigirse a casa: "Salí y me encontré al teniente tumbado en la acera. María José, su pareja, me llama hijo de puta. Intento levantar al teniente pero me dice que no puede que le duele la pierna, y le pongo mi chaqueta. Me ofrezco para llamar a Emergencias, pero me dicen que ya lo han hecho".

Tras ello, según ha dicho, entró nuevamente al bar y contó a Naiara lo ocurrido.

KOXKA JABEA alsasua

Muñoa, durante su declaración.

A preguntas del fiscal, Muñoa ha tenido que precisar que prestó declaración el domingo, y no el lunes como sostiene el Ministerio Público, y señala que el atestado recoge frases que él no ha dicho (en lo referido a que los agresores "sabían pegar", y si la agresión había sido premeditada).

El dueño del bar Koxka también ha contado que después de aquel 15 de octubre ha recibido llamadas amenazantes y pintadas. "Me han llamado cantando 'Cara al sol'", ha relatado.

Preguntado por si vio alguno de los acusados en el bar, ha dicho que pudo distinguir a Jokin Unamuno y a Oihan Arnanz en el Koxka, y que a Ainara Urquijo la vio en otro bar, pero no en el suyo. No vio ni a Adur Ramírez de Alda ni a Iñaki Abad.

Declaraciones de los policías forales

Con posterioridad, han declarado los dos agentes de la Policía Foral que actuaron en un primer lugar, los agentes de Antidisturbios que acudieron después al lugar de los hechos, así como los agentes que participaron en las diligencias y en los diversos atestados.

La pareja de Policía Foral que acudió a las inmediaciones del bar Koxka ha asegurado que cuando llegaron al lugar encontraron al teniente en el suelo "aturdido, con mención de dolor en una pierna, y semi-inconsciente" y al sargento y a sus parejas "bastante alterados y llorando". Según sus palabras, había unas 40 personas en el lugar y había "mucha tensión". Varias personas ("decenas", según uno y "uno o dos", según el otro) grababan con el móvil.

Según han relatado, "el sargento iba señalándonos a gente, diciendo: 'éste me ha agredido, y éste y éste otro...' Era muy difícil identificar a nadie, así que nos quedamos con dos de los que tenían rasgos más evidentes: uno con barbas y una gorra —Jokin Unamuno— y otro con camiseta violeta-rosa".

Uno de los agentes forales ha reconocido que el grupo de personas que había sabía perfectamente que los agredidos eran guardias civiles, porque les recriminaron que colaboraran con el instituto armado y les preguntaban por qué no se detenía al sargento. Según ha precisado, nadie, excepto el agente y sus parejas, se acercó para denunciar golpes por parte de los guardia civiles. "Fue una paliza y ya está", ha dicho.

Ambos han contado que, en un momento dado, con Jokin Unamuno detenido dentro del coche policial, la gente que estaba alrededor sacó al arrestado del vehículo, y que les costó "mucho volverlo a meter".

También han descrito que uno de los acusados —Oihan Arnanz— se les acercó con el puño cerrado y actitud amenazante, pero que al hacerle frente, "se esfumó". Han reconocido que temieron por su integridad física.

Mientras, el policía foral instructor de uno de los atestados sobre la investigación de los hechos se ha ratificado en el informe que elaboraron y ha aseverado que "sin ninguna duda" la agresión se produjo por la condición de guardias civiles de las víctimas.

Además, ha confirmado el cruce de llamadas entre Unamuno y otro acusado, Adur Ramírez, entre el momento en el que las víctimas entraron el bar Koxka y la agresión, con lo que se pretende probar que la acción fue planificada.

Un policía foral antidisturbios que acudió de refuerzo a los 20 minutos ha confirmado que muchos grabaron la escena con los móviles, que estaban bebidos y "bastante agresivos verbalmente y desobedientes".

Ha precisado que, a pesar de que él preguntó, nadie le contó lo que allí había pasado, ni acusaron al teniente y al sargento. "Nadie me aportó nada". La Guardia Civil, que llegó al mismo tiempo que ellos, no actuó en el lugar ni después en la comisaría, donde también se agrupó gente en apoyo de los dos detenidos, ha indicado.

 

 

 

 

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