DAVID PEREZ CAMACHO - EITB MEDIA
El concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco fue asesinado por ETA hace 25 años tras 48 horas de secuestro en las que la sociedad vasca cambió para siempre. Este es el relato minuto a minuto de lo acontecido en aquellos fatídicos días.
Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua (Bizkaia) de 29 años, coge el tren para volver a su trabajo en la empresa Eman Consulting de Eibar tras comer en casa con su padre y su madre.
Miguel Ángel es secuestrado por un comando de ETA formado por tres personas nada más apearse de la estación de Eibar. El edil es abordado por Irantzu Gallastegi Sodupe, quien le conduce a un vehículo en el que se encuentran Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y José Luis Geresta Mujika.
ETA reivindica el secuestro con una llamada anónima a la emisora de radio Egin Irratia. Además, lanza un macabro chantaje al Gobierno de España, entonces presidido por José María Aznar (PP): asesinaría al joven si todos los presos de ETA no son acercados a cárceles vascas en 48 horas. El ultimátum finalizaría a las 16:00 del sábado 12 de julio
Cuando ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco, hacía apenas 10 días que la Guardia Civil liberó al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, a quien ETA retuvo durante 532 días, desde el 17 de enero de 1996 hasta el 1 de julio de 1997, en un zulo ubicado en un pabellón industrial abandonado de Arrasate.
El mismo día de su liberación, y unas horas antes de que la Guardia Civil entrara en la nave industrial de Arrasate en la que se encontraba, ETA había liberado al empresario vizcaíno Cosme Delclaux, que permaneció secuestrado 232 días.
El de Ortega Lara fue el secuestro más largo de la historia de ETA, y las autoridades consideraron que el de Miguel Ángel Blanco fue una venganza y una respuesta rápida ante aquel desenlace, probablemente para frenar la euforia desatada tras la liberación.
Las Fuerzas de Seguridad inician una búsqueda contrarreloj para intentar salvar a Miguel Ángel. Ertzaintza, Guardia Civil y Policía Nacional establecen un centro de crisis en Bilbao, y el Ministerio del Interior solicita a los medios de comunicación que difundan la fotografía del joven para facilitar su búsqueda. También se pusieron en marcha varios números de teléfono para quien tuviese alguna pista sobre su paradero.
Numerosos periodistas y medios de comunicación se apostan frente a la casa de la familia Blanco Garrido en la calle Iparragirre de Ermua. El padre de Miguel Ángel se entera así del secuestro de su hijo cuando regresa de trabajar.
El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, comparece ante los medios de comunicación y advierte tajante de que no cederá ante el “chantaje” de ETA. Denuncia además que el ultimátum no es solo “un pulso” al Gobierno, sino también “al conjunto de la sociedad, en especial a la vasca”.
Todas las fuerzas políticas salvo Herri Batasuna (HB) condenan el secuestro. En Euskadi, el lehendakari, José Antonio Ardanza, conmina a ETA “en nombre del pueblo vasco” a liberar “ya” a Miguel Ángel.
Una manifestación multitudinaria convocada por el alcalde Carlos Totorika (PSE-EE) recorre Ermua para exigir la liberación de su vecino. Concentraciones y marchas similares se repiten en muchas otras localidades.
El país amanece conmocionado y lleno de lazos azules. Las Fuerzas de Seguridad siguen peinando a ciegas zonas sospechosas y estableciendo controles para evitar que ETA cumpla su amenaza. Una de las zonas más vigiladas es Añorga, barrio donostiarra de industrias y baserris donde se cree que Blanco permaneció secuestrado.
El lehendakari Ardanza convoca a los partidos firmantes del Pacto de Ajuria Enea, una mesa política constituida en 1988 y formada por PNV, EA, PSE-EE y PP para colaborar con el objetivo de erradicar el terrorismo de ETA. Al finalizar la reunión, el jefe del Ejecutivo vasco lee un comunicado en el que denuncia que ETA ha impuesto a Miguel Ángel Blanco una “condena a muerte”.
El parlamentario de Herri Batasuna Patxi Zabaleta reclama “expresamente” a ETA que “respete la vida y devuelva la libertad” a Miguel Ángel. Años después, la corriente crítica con ETA liderada por el propio Zabaleta se escindiría creando un nuevo partido político, Aralar.
En las horas posteriores se sucedieron más voces críticas ante el secuestro en el seno de la izquierda abertzale. A través de la emisora de radio RNE, la madre de un preso de ETA reclamó a todos los reclusos que se manifestaran en contra del secuestro.
La ola de enfado e indignación se extiende por toda la geografía con manifestaciones multitudinarias a las 13:00, 20:00 y medianoche. Esta movilización ciudadana sin precedentes contra ETA se conocería posteriormente como “Espíritu de Ermua” y supuso un punto de inflexión irrevocable en la deslegitimización social del terrorismo. El periodista vasco Iñaki Gabilondo lo resumió aquel día con una frase pronunciada en la concentración de Madrid: “Miguel Ángel no está solo; ETA sí está sola”.
El secuestro pesa como una losa sobre las conciencias, pero la ciudadanía empieza a creerse que esta respuesta social masiva hará cambiar de opinión a ETA.
Miguel Ángel Blanco era concejal del PP en Ermua (Bizkaia) y tenía 29 años cuando fue secuestrado y asesinado por ETA. Tocaba en un grupo de música y era licenciado en Empresariales y aficionado de Héroes del Silencio.
Los investigadores no tienen dudas: fue elegido por ETA por ser un objetivo sencillo, quizá ante la imposibilidad de secuestrar a otra personalidad de mayor envergadura política. Al fin y al cabo, el joven de Ermua no tenía guardaespaldas, y tampoco había sufrido amenazas o presiones previas. Además, como concejal del PP, era miembro del partido que entonces ostentaba el Gobierno de España.
La orden directa llegó al parecer de la cúpula de ETA. Según documentación remitida por la Ertzaintza a la Audiencia Nacional, el exdirigente de ETA Josetxo Arizkuren, Kantauri, ordenó por carta a un comando ejecutar el secuestro de un edil ‘popular’: “Poned toda vuestra fuerza, ganas y militancia en levantar un concejal del PP”. En otra, añadía: "Si no podéis hacer un secuestro, dadle en toda la cabeza".
ETA ya intentó secuestrar a Miguel Ángel Blanco un día antes, el 9 de julio, pero aquel día el joven fue a trabajar en coche, en vez de en tren, y por lo tanto el comando no consiguió capturarle en su itinerario habitual.
Días antes de su secuestro, y conmocionado por las imágenes de un pálido y desnutrido Ortega Lara tras su liberación, Miguel Ángel afirmó ante su madre que preferiría “que me mataran” si le sucediese algo similar.
Vídeo inédito: La voz de Miguel Ángel Blanco, 25 años después
A pocas horas de que finalice el ultimátum de ETA, la sociedad vasca sigue volcada en la calle exigiendo que el concejal del PP sea liberado. A esta hora, Bilbao acoge la mayor manifestación de la historia de Euskal Herria. Más de medio millón de personas participaron en la protesta.
Finaliza el ultimátum de ETA. Toda la ciudadanía contiene la respiración pegada a la televisión o la radio esperando noticias. Todavía hay esperanzas.
Dos personas que paseaban a sus perros por una zona montañosa de Lasarte localizan a un hombre malherido de varios disparos. Es Miguel Ángel. ETA finalmente desoyó el clamor del pueblo vasco y materializó su amenaza. El joven, sin embargo, aún mantiene un hilo de vida cuando es hallado.
Previamente, los tres miembros de ETA que secuestraron al edil le introdujeron en el maletero de un coche y, una vez conducido hasta aquella zona de Lasarte, le obligaron a caminar maniatado hasta una senda despoblada y poco transitada. Allí, Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, le descerrajó un disparo en la cabeza y lo remató con un segundo tiro, mientras Miguel Ángel Blanco era sujetado por José Luis Geresta. La tercera integrante del comando, Irantzu Gallastegi, aguardó mientras tanto dentro del vehículo.
El joven quedó tendido bocabajo, inconsciente y con las manos atadas.
Ermua vive una pesadilla: el alcalde Totorika informa a las personas concentradas en la plaza del pueblo que “Miguel Ángel ha sido asesinado”. La localidad rompe a gritar de dolor.
Miguel Ángel ingresa en estado crítico en el Hospital Nuestra Señora de Aranzazu de Donostia-San Sebastián. Las autoridades sanitarias informarían poco después de que su estado es irreversible.
Las instituciones condenan el fatal desenlace. En ese sentido, el lehendakari Ardanza tacha a Herri Batasuna de “cómplice” del crimen y asevera que “es hora de denunciarles”. “La sangre de Miguel Ángel pesará sobre su conciencia”, añade.
Las calles lloran y arden de rabia con manifestaciones multitudinarias en Ermua y otras ciudades. En algunas localidades las protestas llegan hasta las sedes de Herri Batasuna. En este momento se vive una imagen inédita e histórica: seis ertzainas que custodiaban la sede de HB de la capital guipuzcoana para evitar que fuera asaltada por una multitud enfurecida se despojaron del casco y el verduguillo, mostrándose a cara descubierta. Varios ciudadanos se acercaron a abrazarles.
En una protesta similar, la sede de HB en Ermua es incendiada y el alcalde Totorika, junto a varios vecinos, intenta sofocar las llamas con un extintor.
Miguel Ángel Blanco fallece en el hospital tras 12 horas de agonía