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Rechazado desde el primer momento por la izquierda, Barnier contaba con el aval vigilante de la ultraderecha que, sin embargo, no ha podido mantener. Entre los nombres que se barajan para sucederle en el cargo, el que suena con más fuerza es el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu.
El primer ministro galo, Michel Barnier, ha caído este miércoles víctima de una moción de censura, apenas tres meses depués de llegar al poder, ya que fue nombrado el pasado 5 de septiembre por el presidente francés, Emmanuel Macron. Así, Barnier es el primer ministro más breve desde la Segunda Guerra Mundial.
El Nuevo Frente Popular cuenta con 182 diputados en la Cámara Baja francesa, que sumados a los 143 escaños de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, han servido para desbancar al veterano político, elevado por Macron a la Jefatura de Gobierno en un contexto político complicado para el mandatario.
Barnier gobernaba hasta ahora en minoría y, ante la dificultad para aprobar los presupuestos, el lunes recurrió al artículo 49.3 de la Constitución francesa, que contempla la posibilidad de aprobar leyes esquivando la votación parlamentaria a cambio de tener que someterse a una moción de censura.
El Nuevo Frente Popular (NFP) y Agrupación Nacional han clamado en la Asamblea Nacional contra el primer ministro, Michel Barnier, en el el debate sobre la moción de censura que ha puesto fin a lo que la dirigente ultraderechista Marine Le Pen ha descrito como un "Gobierno efímero".
Tres meses después de ser investido primer ministro, Barnier se acerca a su final ante la falta de consenso sobre los presupuestos. "Hoy hacemos historia", ha dicho desde el atril el diputado Eric Coquerel, miembro de La Francia Insumisa y ponente de una tensa sesión.
Coquerel ha reiterado que el actual Gobierno parte de un "insulto" a los votantes que en las últimas elecciones legislativas situaron a la izquierda como el bloque con más escaños en la Asamblea Nacional, si bien ningún partido ni familia política cuenta por sí solo con una mayoría suficiente.
El diputado de la Francia Insumisa, Eric Coquerel, vuelve a su escaño entre aplausos. Foto: EFE
Por su parte, Le Pen ha recriminado a Barnier su "sectarismo" y "dogmatismo", dentro de un encendido discurso en el que ha asegurado que el Gobierno y el presidente, Emmanuel Macron, han elaborado unas cuentas públicas que castigan a la clase media y trabajadora, entre otras cosas con subidas de impuesto.
El primer ministro francés, Michel Barnier, ha asegurado que Francia "atraviesa una realidad" difícil en términos económicos "que no desaparecerá con una moción de censura", según ha dicho en la Asamblea Nacional poco antes de que se votase su destitución.
En un marcado tono de adiós, en el que ha llegado incluso a despedirse del personal de la Asamblea pese a que restaban unos minutos para el inicio de la votación, Barnier ha hecho un último llamamiento a la "responsabilidad" y ha alertado de los peligros que corre el país en caso de que caiga su Gobierno.
La ultraderechista Marine Le Pen durante su discurso en la Asamblea Nacional. Foto: EFE
Barnier llegó a la jefatura del Gobierno tras dos meses de impás político y otro de conversaciones en el Elíseo hasta que el presidente optó por el perfil del veterano ex negociador del Brexit como única forma de reconciliar a las tres familias políticas que se sientan a partes casi iguales en la Asamblea surgida de las legislativas de julio pasado.
Rechazado desde el primer momento por la izquierda, que reclamaba el puesto para uno de los suyos al tener más diputados que los otros dos bloques, el conservador moderado contaba con el aval vigilante de Le Pen que, sin embargo, no ha soportado la prueba del primer gran texto presupuestario.
Lecornu, Bayrou o Retailleau, candidatos a sucederle
Macron deberá iniciar una nueva ronda de contactos con los distintos partidos y buscar una salida a la crisis. La izquierda, bajo la bandera del Nuevo Frente Popular (NFP), es el grupo con más escaños, pero ya tras las elecciones el presidente descartó proponer un primer ministro de este bloque con el argumento de que no recibiría apoyos de otras familias políticas.
Se da la circunstancia de que Macron no puede romper de nuevo la baraja y convocar elecciones anticipadas, ya que la Constitución establece que no se puede disolver la Asamblea Nacional hasta que no haya pasado al menos un año desde la cita anterior --sería por tanto en julio de 2025--.
Entre los nombres que se bajaran para suceder en el cargo a Barnier, el que suena con más fuerza es el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, que es el único que lleva en el Gobierno desde que Macron accedió al Elíseo en 2017.
Fiel entre los fieles del presidente, suma la ventaja de que cuenta con cierta mirada favorable de Le Pen, lo que puede servir para lograr los pactos que Barnier no ha sabido conseguir.
Lo mismo que el veterano centrista François Bayrou, que es otro de los candidatos al puesto, lo que culminaría una abultada carrera política en la que ha sido varias veces ministro y candidato al Elíseo.
Comparte con Le Pen su imputación en un caso de financiación ilegal de partidos con fondos del Parlamento Europeo, de la que fue absuelto por falta de pruebas, y el hecho de ser favorable a un sistema electoral más representativo.
Otra opción es apostar por el actual ministro del Interior, Bruno Retailleau, representante del ala más dura y conservadora de la derecha tradicional, que comparte ideas con Le Pen en temas de inmigración y seguridad.
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