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Cierran los colegios electorales en Nicaragua

agencias | eitb media

El presidente nicaragüense busca una cuarta elección consecutiva que le encumbraría en el poder por casi dos décadas. Human Rights Watch alerta de que no hay "condiciones para elecciones libres, justas y competitivas", por lo que "solo puede esperarse que Ortega resulte ganador".

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Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Imagen obtenida de un vídeo de EITB Media.

Euskaraz irakurri: Hauteslekuak itxi dituzte Nikaraguan

Tras el cierre de los colegios electorales, Nicaragua espera conocer en las próximas horas los resultados de las elecciones generales celebradas este domingo. Sin embargo, no se esperan grandes sorpresas y el que fuera dirigente de la revolución sandinista, Daniel Ortega, se hará con un cuarto mandato consecutivo, acumulando el poder durante cinco años más.

En las elecciones no han podido participar tres partidos opositores por decisión del Consejo Supremo Electoral, mientras que siete aspirantes a la Presidencia por la oposición permanecen detenidos y otros dos están en el exilio tras conocer órdenes de captura en su contra, por lo que la victoria de Ortega se perfila como única opción.

El presidente y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo, han reclamado a la comunidad internacional no meterse en "asuntos internos" de Nicaragua, y han prometido mantener al país por el camino de la "revolución".

El gobierno nicaragüense ha denegado, así, el acceso de periodistas de varios medios al país. Asimismo, ha rechazado la presencia de observadores independientes, sustituyéndolos por una nueva figura denominada "acompañantes electorales".

Preocupación de la comunidad internacional

La directora adjunta de la división de las Américas de Human Rights Watch (HRW), Tamara Taraciuk, ha lamentado que la situación en el país centroamericano "ha venido deteriorándose desde hace años". Ha detallado que, "progresivamente, el régimen de Ortega y Murillo ha acaparado poder, cooptando gradualmente al poder judicial, el Consejo Supremo Electoral, y la Asamblea Nacional".

La convocatoria electoral y el desarrollo de toda la campaña han estado marcados por una presión internacional que, sin embargo, "ha sido insuficiente para forzar a Ortega a detener su escalada represiva".

Pero no solo la situación de los Derechos Humanos preocupa a la comunidad internacional, en la arena electoral "el régimen ha implementado estrategias represivas orientadas a desarticular a la oposición, disuadir mediante el miedo cualquier protesta en contra del Gobierno y allanar el camino para la reelección", ha alertado Taraciuk.

En este contexto, se ha registrado una "oleada de detenciones arbitrarias", que en algunos casos han supuesto la prisión de críticos con Ortega, entre ellos siete precandidatos presidenciales, así como periodistas, abogados defensores, líderes estudiantiles y campesinos.

La "cacería" de críticos tiene como aval la aprobación de una serie de leyes y reformas "abusivas que violan derechos fundamentales a la libertad de expresión, de asociación y de prensa, y que restringen la participación política de los candidatos de oposición", unas leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, controlada por partidarios del régimen.

Por todo ello, "en Nicaragua no existen hoy condiciones para elecciones libres, justas y competitivas", por lo que, "sin oposición, solo puede esperarse que el 7 de noviembre Ortega resulte ganador", ha concluido Taraciuk.

Estados Unidos y la Unión Europea ya han denunciado que las elecciones no se celebran sin unas mínimas garantías, lo que permite anticipar que no reconocerán su resultado. China y Rusia, por su parte, emergen como potenciales auxilios del presidente, quien, además, sigue gozando del apoyo público de los países aliados en América Latina, aglutinados en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALNBA).