Situación difícil para Guaidó

Juan Guaidó, proclamado presidente encargado de Venezuela, está en una situación difícil.

Su plan para derribar a Maduro se basaba en un levantamiento popular que fuera respaldado por al menos una parte de los militares. También buscaba el reconocimiento internacional. Esto último sí lo ha conseguido, pero el resto del plan ha fallado. Mucha gente ha salido a la calle a protestar contra Maduro, sí, pero los militares se han mantenido al lado de Maduro, salvo unas cuantas excepciones individuales. Por lo tanto, Maduro sigue en el poder, no tiene intención de marcharse y no se ve quién le va a echar.

Ante esta situación, Guaidó puede tener una tentación peligrosa: pedir a Estados Unidos una intervención militar o, por lo menos, que incremente sus sanciones económicas contra Venezuela.

La intervención militar sería un suicidio para Guaidó: perdería parte de sus apoyos externos y muchos de sus partidarios en Venezuela tampoco la verían bien. El aumento de las sanciones podría tener efectos a medio plazo. El abastecimiento de medicinas y alimentos empeoraría y eso podría llevar a mucha gente a lanzarse a una sublevación popular; pero también podría tener el efecto contrario. El Gobierno se encerraría aún más, aumentaría la represión, implantaría definitivamente la dictadura e intentaría sobrevivir con el apoyo de tres o cuatro aliados internacionales. Es decir, lo que ya pasó en Cuba hace sesenta años.