Trump se va a la guerra (comercial)

Trump no escucha, solo habla. Trump no negocia, solo impone. De nada valieron todos los consejos de sus aliados europeos para que Trump no se saliera del Acuerdo de París contra el cambio climático, no rompiera el pacto nuclear con Irán y no trasladase la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.

Y de nada han valido los avisos de que no comience una guerra comercial que será mala para todos. Canadá, México y la Unión Europea, aliados de Estados Unidos, intentaron convencer a Trump de que no comenzase contra ellos la misma guerra comercial que ha empezado contra China.

Es inútil hablar con Trump. Está cumpliendo y va a cumplir todo lo que prometió en su campaña electoral, por muy peligrosas que puedan ser algunas de esas promesas. Precisamente, las guerras comerciales están en el núcleo del pensamiento de Trump: los demás están abusando de Estados Unidos, Estados Unidos tiene que defenderse, Estados Unidos primero.

En este punto, es importante hacer una reflexión sobre la historia reciente: todos los grandes conflictos mundiales se dieron en épocas de proteccionismo comercial, mientras las épocas de libre comercio fueron, en general, tiempos de un mayor avance económico y social.