¿Por qué unos catalanes matan a otros catalanes?

Una de las razones que se esgrimen siempre para intentar explicar por qué un joven musulmán se convierte en yihadista es la de la marginación social. Eso no es cierto en el caso de los autores de la matanza de Barcelona. Todos ellos estaban escolarizados en Cataluña, hablaban catalán, sus familias tenían acceso a las mismas ayudas sociales que cualquier otra familia catalana.

Ni siquiera eran “ninis”. Todos ellos tenían trabajo o estaban estudiando. Su situación no era peor que las de otras familias de origen inmigrante, procedentes de Sudamérica, de los Balcanes, de Rumanía, de Filipinas, de China. Y, sin embargo, a ningún sudamericano, balcánico, rumano, filipino o chino se le pasa por la cabeza asesinar masivamente a sus vecinos.

Este es un punto fundamental: los yihadistas de Cataluña estaban asesinando a sus propios compatriotas. En un momento determinado, un imán religioso los manipula y les convence de que ellos no son catalanes; son musulmanes que deben matar catalanes, cuantos más mejor, para vengar los ataques que sufren otros musulmanes a los que ellos no conocen de nada.

Y esto mismo es lo que ha pasado en Francia, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Suecia y hasta en Finlandia. ¿Por qué un marroquí o un tunecino tienen derecho a matar compatriotas para vengar, supuestamente, a un sirio o un iraquí, extranjeros al fin y al cabo? Porque todos son musulmanes, responderá alguien. Pues si ésa es la respuesta correcta, mal asunto, porque tiene implicaciones terribles para la convivencia dentro de las sociedades europeas.