Obama se vuelve a meter en Irak

Obama ha incumplido en parte una promesa. Cuando hace dos años y medio se llevó de Irak a sus 120.000 soldados, prometió que no volverían nunca.

Pues bien, al menos 300 sí van a volver. Dice Obama que son "asesores militares", que no son "tropas de combate"; pero lo cierto es que son miembros de las fuerzas especiales, es decir, los soldados mejor preparados. Su misión será entrenar al Ejército iraquí y "seleccionar objetivos militares precisos", es decir, identificar lugares que puedan ser bombardeados.

Para esos bombardeos, Estados Unidos utilizaría sus famosos "drones", los aviones sin piloto, y también los aparatos de los tres portaviones que tiene en la zona. Es decir, que Estados Unidos se está metiendo, de una forma u otra, en la guerra de Irak.

Con el peligro de una escalada: si los trescientos soldados que envía ahora Obama no sirven para detener la ofensiva suní, quizá se vea obligado a mandar más. Obama asume un riesgo al apoyar de esta manera al Gobierno iraquí del primer ministro Al Maliki.

Cada vez está más claro que la guerra de Irak es una guerra sectaria, de suníes contra chiíes. Es verdad que la voz cantante entre los suníes la llevan los yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante, pero a ellos se han unido suníes no integristas y antiguos miembros del Partido Baas, el que sostuvo a Saddam Hussein.