¿Qué pasó en las dos finales anteriores entre Olaizola II e Irujo?

Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo se enfrentan este sábado (en directo, a las 21:15 horas) por tercera vez en la final del Campeonato del Cuatro y Medio. En las dos anteriores, jugadas en los años 2008 y 2011, la victoria ha sido para Olaizola II, que ha ganado las seis finales que ha disputado hasta el momento en la 'jaula' (2002, 2004, 2005, 2008, 2011, 2012).

Ambos pelotaris se enfrentaron por primera vez en una final del Cuatro y Medio en el año 2008. El partido se disputó en el Atano III de Donostia, y Aimar Olaizola se impuso por 22-17, lo que le permitió adjudicarse su cuarta txapela en la jaula e igualar la marca impuesta por el gran Retegui II.

El encuentro fue un toma y daca contínuo: El de Goizueta se adelantó 5-0 al que Irujo contestó logrando igualar el partido y ponerse después por delante.

Olaizola II se retiró al vestuario por unas molestias en uno de sus dedos, pero se repuso y, al volver, se puso 15-9 por delante. El juego era muy intenso y ambos pelotaris se vaciaron físicamente.

Del 19-15 se pasó al 19-17, con un Irujo lanzado a por Aimar, pero un error del de Ibero en un momento clave dejó a Olaizola II a un solo punto de la victoria, oportunidad que no desaprovechó y se llevó finalmente la txapela: 22-17.

2011: la segunda final

Tres años más tarde, en la final del Campeonato del Cuatro y Medio de 2011, Aimar Olaizola volvía a enfrentarse a Irujo y conseguía una contundente victoria por 22-12, en el frontón Bizkaia de Bilbao ante 3.000 aficionados.

Pese a partir favorito en las apuestas, Irujo no estuvo a su mejor nivel y fue a remolque en el tanteo prácticamente durante todo el partido.

Agresivo a la hora de atacar la pelota y más metido en el partido que Irujo, el de Goizueta se desenvolvió mejor cerca del frontis hasta alcanzar una diferencia de 13-8, momento en el que el de Ibero protagonizó la esperada reacción que le acercó hasta el 13-12.

Pero ahí, inesperadamente, se acabó la final. Olaizola II recuperó el saque y gracias a su maestría con la jugada inicial ha terminado por desquiciar a su rival. Aimar consiguió su quinta txapela y, con lágrimas en los ojos, dedicó el triunfo a su padre, fallecido una semana antes.