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Maite Arroitajauregi: 'La música no debe obstaculizar lo que se cuenta en la imagen'

Natxo Velez | EITB Media

La música Maite Arroitajauregi “Mursego” opta junto a Aranzazu Calleja al Goya a la mejor música original por su trabajo en la película “Akelarre”.

  • Maite Arroitajauregi

    Maite Arroitajauregi (centro) trabaja en la música de "Akelarre"

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En una entrevista, Pablo Agüero, director argentino de la película “Akelarre”, dijo que vio algo “brujo y punk” en Maite Arroitajauregi Mursego desde que la conoció, algo que encaja muy bien con el espíritu de “Akelarre”, y que por eso trabajó con ella en la película, que ha recibido un total de nueve nominaciones para los premios Goya.

La verdad es que Arroitajauregi y Aranzazu Calleja han logrado vestir de magia “Akelarre”, esa historia sobre mujeres libres que son tomadas por brujas por una suerte de inquisidores ciertamente embrujados por la religión; la música conecta de maravilla con la historia. Y la Academia de Cine española ha nominado al Goya a mejor música original esas melodías y armonías que ayudan a incrementar y guiar la tensión de la película.

Hemos hablado con Mursego sobre este trabajo y muchas otras cuestiones.

Zorionak! ¿Esperabas la nominación para los Goya? ¿Qué valor le das?

Eskerrik asko. La verdad es que no. La opción estaba ahí, pero no quería darle muchas vueltas.

Al final, esta nominación es un reconocimiento de los miembros de la Academia de Cine española hacia nuestro trabajo.

Os acompañan en este apartado, entre otros, Bingen Mendizabal y Koldo Uriarte por su trabajo en la película “Baby”, de Juanma Bajo Ulloa. ¿Has podido escuchar su trabajo?

No he tenido oportunidad de ver la película. Por lo que he visto en el tráiler y teniendo en cuenta que se trata de un largometraje sin diálogos, creo que la música tendrá una gran importancia.

Sin duda, Bingen Mendizabal es un referente para quienes hacemos música para cine.

Una de las características de Mursego es su falta de límites estilísticos. ¿Cómo ha sido trabajar junto a Pablo Agüero? Como creadora, ¿qué diferencias existen cuando te marcan una dirección o un origen para tu trabajo?

En esta película, el director nos dio muchas instrucciones, estábamos, de alguna manera, atadas a sus órdenes. Esta vez no he tenido la libertad que he tenido otras veces. De todas maneras, ha sido interesante el ejercicio de defender nuestras decisiones por encima de ello.

Esta manera de trabajar tiene sus ventajas, porque el objetivo está más o menos claro, pero personalmente prefiero trabajar con total libertad, sobre todo porque eso me ofrece posibilidades de indagar en nuevos territorios, de crecer como creadora.

Aranzazu Calleja se unió al proyecto de crear la música para la película. ¿Cómo ha sido el trabajo junto a ella?

Ha sido natural, fácil y muy enriquecedor, tanto en el ámbito personal como en el técnico. Ahora tenemos una relación estrecha. Al principio, en cuanto a la música diegética, las canciones de las chicas las compuse yo, y comencé a trabajar con Aran una vez terminado el rodaje. En ese momento, estaba trabajando también en la música del documental “Arzak” de Kixi (Asier Altuna) y propuse a los productores que quería trabajar con Aranzazu Calleja porque no podía con todo.

Ambas teníamos claro que queríamos trabajar con el cuarteto de cuerda Alos Quartet; yo preparaba los sonidos más graves con el chelo, y ella añadía los altos con el violín: una proponía algo, la otra lo completaba… En un intercambio de audios continuo, hemos mantenido una comunicación directa y eficaz.

¿Cómo habéis repartido el trabajo? ¿Qué ha aportado Calleja a “Akelarre”?

Aran tiene mucha experiencia en el mundo del cine, y he aprendido mucho a su lado.

Xabier Zeberio (Alos Quartet)

Habéis interpretado la música sobre todo con un cuarteto de cuerda y nyckelharpa. ¿Por qué ese instrumento?

Tiene un sonido especial, que te lleva a otro lugar y otro tiempo nada más oírlo. Es un instrumento de origen muy antiguo, y eso, además, aporta una cierta fidelidad histórica. Se parece a la zanfoña y tiene teclas, da notas pedal y eso amplía mucho su sonoridad.

Por otra parte, las teclas también suenan y ese es un detalle que personalmente me gusta mucho. Le aporta cercanía, como si el instrumentista estuviera tocando justo a tu lado.

La música tiene una amplia presencia en la película, además de ambientando, también insertada en la historia. ¿Cómo trabajaste con las actrices para los pasajes en los que cantan?

Antes de comenzar el rodaje, tuve unas cuantas jornadas de trabajo con las actrices para preparar las canciones. Tuve en cuenta las características vocales de las chicas y los rasgos de sus personajes para preparar las armonías de las canciones.

Durante esos ensayos, trabajamos la voz: cada una de ellas aprendió qué melodía le correspondía para luego integrarla con la coreografía. Así, reforzamos nuestra confianza mutua y creamos un equipo cohesionado.

Disfruté mucho junto a ellas. Estaban a tope de energía, llenas de ilusión, y se creó entre ellas una relación muy verdadera, preciosa. Trabajaron muy duro, aprendiendo las canciones y las coreografías… Mostraron una gran madurez.

La actriz Jone Laspiur ha comentado que fuiste tú quien le propuso presentarse al casting para “Akelarre” tras verla en un concierto del grupo Koban. ¿Qué viste en ella?

Jone tiene una presencia increíble, mucha personalidad, y eso lo refleja en la pantalla.

Se ha adaptado muy fácil. Parece que lleve toda la vida trabajando como actriz... Tiene esa frescura. Da muy bien en cámara, y creo que puede hacer un largo camino en el cine. Tiene ADN armero, y eso se nota.

¿Qué crees que debe aportar la música a una historia audiovisual?

La música debe acompañar; ir de la mano de la imagen, nunca destacar. No debe obstaculizar aquello que se cuenta en la imagen.

Personalmente, en el cine que más me interesa apenas hay música; me refiero a la música extradiegética. ¿Para qué quieres música si lo que quieres contar se puede expresar solo con imágenes?

¿Qué película supone para ti una utilización magistral de la música?

Por ejemplo, “Psicosis” (Bernard Herrmann), “Monos” (Mica Levi) y la banda sonora de la película “El reino”. Esta última está basada en sesiones tecno de Olivier Arsson. Está muy presente, a pesar de que aparentemente no tenga nada que ver con el argumento, y te sumerge en una carrera continua, subrayando el ritmo de la película. También me parece muy interesante el contraste que crea.

¿Qué proyectos tienes ahora mismo entre manos?

Estoy terminando la música de un cortometraje, el año que viene Aran y yo compondremos la música del segundo largometraje de Victor Iriarte y participaré en otro par de proyectos que están a la espera de subvenciones: el documental sobre el caso Altsasu dirigido por Marc Parramon y Amets Arzallus (ya he compuesto la música) y la segunda parte de “Black is Beltza” que dirigirá Fermin Muguruza.

En abril, pondré música en directo en Tabakalera a una serie de cortometrajes dirigidos por mujeres en las décadas de los 50/60 y que están en la filmoteca de España. Y, mientras, tengo intención de seguir con canciones nuevas de Mursego.

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